ELLA LA PEOR DE TODAS
Y ahí estaba ella, siempre tan frágil, siempre tan rota, siempre a punto de colapsar, pero con el mejor de los ánimos para quien necesitara un abrazo.
Uno podía verla con la mayor de las sonrisas, no la podemos culpar, la niña era actriz, el arte de sonreír no le resultaba difícil, de ahí provenía su secreto para no verla sucumbir.
En ocasiones podías escuchar una carcajada no temía reír, era un lujo que escasa vez se permitía pero ¿Cómo no hacerlo?, si desde hace tiempo algo no la hacía verdaderamente feliz.
Jamás te dirá que se siente mal y mucho menos que se encuentra devastada, le enseñaron que llorar no era bueno, que eso la volvía aún más vulnerable ante las personas.
Si la miras con detenimiento lo notarás y ella logrará darse cuenta de que la has descubierto y de inmediato se abalanzará sobre ti con esos ojos que gritan que no te preocupes porque ella esta bien.
Y creerás que es cierto, pero sobre todo, ella reafirmará esa mentira que lleva ya meses repitiéndose y que aún sin resultados, guarda con esperanza.
De verdad que es difícil darse cuenta cuan rota se encuentra no permite que nadie la mire con lástima, así de crueles son las personas con los corazones rotos con las tiernas niñas que se enamoraron profundamente.
Pero a pesar de todo el infortunio y de las miles de advertencias de quienes la quieren ella se niega a dejar de jugársela por quien ama aunque él dejó de hacerlo desde un comienzo.
Lo mira desde lejos, de reojo para que nadie lo note, lanza un suspiro y mira sigilante al cielo, se incorpora como quien vuelve de un largo viaje y comienza a divagar en un sinfín de trivialidades.
Entendió (como que no queriendo) que para él ya no existe, que dejó de ser suyo, pero ella sigue siendo de él, aún a su pesar que para unos es más fácil el olvido, mientras que para ella, es un atenuante vaivén dentro de sus recuerdos.
Por eso llora en silencio o en aquel rincón en su habitación, lo sé porque la escucho todas las noches y créeme cuando te digo que te destrozaría el alma escuchar como entre sollozos pide que a él le vaya bien.
Sí, así de ingenuo se reviste su corazón, pero que va, si a ella solo le han enseñado a amar, a dar todo sin ningún tipo de medición, y así hacerlo en repetidas ocasiones.
Y no la puedes culpar, creció entre libros que solo le hablaban de amor, aprendió del principito que: “es una locura odiar todas las rosas sólo porque una te pinchó, de Borges entendió que uno se enamora cuando descubre que la otra persona es única y de Neruda, le apasionó la idea de que sólo el amor nos salva de la vida.
¡Ahí la tienes!… Se ha vuelto un desastre, pero uno bonito, de esos que da gusto encontrarse, porque cuando al fin logras dilucidar su compleja personalidad te das cuenta que es el mejor caos y la mejor mala decisión que has podido tomar.