OPTÉ POR LA ENFERMEDAD, LA SOLEDAD… Y EL FRÍO

Comencé distinguiendo algunos detalles que me recordaban el camino, las huellas de quienes depredaron mi confianza aún permanecían intactas, las manchas de la sangre que aún atraían a la bestialidad de las alimañas, los encarnes de mí ser aún tenían la capacidad de regenerarse. 




Tal vez sobre aquel camino de humillación sólo transitaron mi cuerpo desgarrado y todas las atrocidades del infortunio. “Por suerte, la maraña de destinos confundió los pasos del tiempo y en este lugar jamás logrará tocar su armónica de olvido, vergüenza y destrucción.”

Mas actuar siempre fue temeroso, pero pude recapitular y surgió la valentía en ese mismo instante, ¿Qué quieres de mí?, tienes mi alma, mi amor y mi destino; esperaré paciente tu respuesta, pero no lograste abrir los labios. Sobre tus manos flotaba un sufrimiento y una renacida calma.




Contemplé una eternidad tu cuerpo; la monstruosidad de tu belleza nuevamente me tomó por presa, hasta que de los labios de un hombre surgió una tierna voz: “El viento es muy impetuosos aquí”, inmediatamente arrebató el aliento de mi cuerpo y se llevó cada pensamiento de ti con un beso. Puede que haya quedado deslumbrada, sin embargo mi única luz irradia de tus ojos aunque ahora estén de vida desiertos.

Solía fingir que disfrutaba cuando desaparecía el universo y me encontraba frente a frente con mi escueta persona, solía disfrutar que fingía cohabitar contigo el universo, olvidando mi carne y llenando de señales un afecto pasajero; las plegarias de mi alma se soportaban por miedo, no por fe; mis manos temblaban tan sólo de pensar en permanecer aquí.




Tu irónica sonrisa no cambió de aparador cuando te fuiste, el cariño que profesé no dejo de atormentar este pensamiento subnormal, la literatura fue un pretexto más para buscar la salvación, las oraciones fueron un reclamo en silencio y la esperanza fue carnada que sirvió para atraer a Dios, obligando a algunos demonios a hacerme presa de su suerte.

Tantas veces te soñé portando un íntegro refugio, un hechizo que te alejara de seres que no tienen ojos y un embrujo que te enlazara con mi sangre. La lectura de tus manos me hundía en las páginas que no fueron escritas por tu destino, la navaja que ahora está en mis manos me obliga a esparcir los fluidos de mi pantano, mi carne cruda está vestida por una extraña brisa, una desnudez que con humedad me cobija y un vaho cálido que apuñala mis entrañas.

Ahora te entrego este abrigo confeccionado con mi piel; con él, un sufrimiento que te empuja al paraíso y un perdón que deja en tus pies las aprensiones que alguna vez me violentaron, al tiempo que la ceremonia escupía que olvidarlo todo es un ritual sagrado.

Olvidé el destino, la tranquilidad, el caos, la guarida de Dios y la inspiración de Satanás; olvidé la conformidad de ti, la felicidad de alguien más, la infección de tu toxina, el naufragio del recogimiento y el estremecimiento de la tempestad; sin lugar a dudas opté por la enfermedad, la soledad y el frío.

Aún cuando tu partida golpeaba el tintero de emociones, pude contemplar la muerte y esencia de mi ser, deje de buscarte en aquel paraje y con paso firme caminé otra vez.

 

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